Me miento a mi misma
cuando escribo que no me he cagado
al pensar en no volver a escribir(te).
Me quedé sin aire
en cuestión de segundos,
el tiempo que tardé en verme a mi
sin ti.
Y las noches que me siguieron
se tiraron conmigo al vacío.
Porque las peores pesadillas
no pasan mientras duermes.
Me he paseado por los tejados
como un gato abandonado,
sin casa pero sin miedo.
Porque el miedo a perderte
ya no lo tenía.
Yo te doy esta vida
y, si tú me lo pides,
seguramente te de las otras seis.
Puede que mis mariposas
esten en el lugar equivocado,
en la cabeza, por ejemplo.
Puede que ya hayan cubierto
cada milímetro de piel.
O puede que no quieran
volver a verme sin ti.
Que mi aire ya es el tuyo
y de una forma u otra
siempre me dedicaré
a escribir(te).
Amor eterno a tu blog. Una maravilla.
ResponderEliminar